l u m b r e


Tal vez mis primeras puntadas poéticas fueron "Galicia tiene muchas sombras", el título de una redacción que hice en la escuela. Algunos años después escribí un largo inventario poético que empezaba así: Catasol es un murmullo de cosas vivas y de silencios.

Creo que no sería aprendiz de poeta ni de tantas otras cosas de no haber pasado largos veranos en esa aldea, espiando los quehaceres y los misterios del campo. 

En la casa donde nacieron mi abuela, mi madre y mi hermana, hay una cocina de leña nada más abrir la puerta que seguiremos encendiendo en días desapacibles en pleno agosto (si no se los lleva el cambio climático).

 A lareira (el hogar, la llar). Muchas veces le escuché a mi padre, antes de irse a sus montes, lanzar desde la puerta esta advertencia: que non morra o lume, que no se apague la lumbre. Así sea.














he buscado las almas de mis antepasados

no están en las dobleces de los retratos

ni entre los muros románicos del camposanto

pueblan las penumbras del monte

el musgo, los helechos

la raíz del roble y del castaño

el forraje, el grano, la carcoma

los nidos abandonados

la trucha escapando a la piedra del ocioso

el silencio espeso de la niebla

la lluvia más fina

y la lareira